¿Como estas? ¿Necesitas algo?, se preguntaba en décadas anteriores. Sin
Internet, blackberry, ni GPS. ¿Se podía?, definitivamente si. El mundo era
distinto y sus necesidades también.
Hoy nos preguntamos ¿Dónde estas?
¿Y tu celular? ¿Sabes como llegar?, ya no es “el como uno se siente” sino “la
ubicación”. Es necesario rastrear a la otra persona, y para eso contamos con
los diferentes dispositivos tecnológicos.
La pasividad, la comodidad como
consecuencia del uso cotidiano de las tecnologías hacen modificar los vínculos
humanos. La necesidad de sintetizar (como lo vemos en el uso del twitter que
esta condicionado por una cantidad máxima de caracteres) para comunicar hace
que nosotros nos adaptemos a otro tipo de escritura que uno va adquiriendo en
el día a día y no propiamente a nivel académico.
Pero la cultura de la tecnología hace
cambiar también el medio en que cada uno de nosotros nos comunicamos con el
otro. “El cara a cara” que siempre fue el principal medio, hoy nos cuesta ¿Pero
porque? quizás el primer culpable es ella, que tanta felicidad nos produce y
que rodea nuestras vidas, también produce efectos implícitos.
En la actualidad nos
acostumbramos a relacionarnos a través de las diferentes tecnologías como el
celular o la Internet. En
estos vínculos el lenguaje escrito empieza a cobrar un importante protagonismo,
a tal punto que los errores ortográficos son tan graves que de todas formas son
aceptadas y consumidas al lenguaje tecnológico donde son consensuadas por
todos.Las palabras de esta forma
empiezan a cobrar otro significado. No solo por sus errores ortográficos sino también
por el medio en que son llevadas.
Seguimos avanzando, progresando
hacía una sociedad “que fluye de comunicación” pero a distancia donde cada vez vamos
perdiendo nuestra esencia como seres humanos, nuestro lenguaje oral para dar
lugar a un nuevo lenguaje escrito de un estilo precario y sintético hacía el
otro.
Federico Aizen Waisman