“Volví con 30 kilos menos, mi mama no me reconoció”
Las islas Malvinas están
formadas por dos grandes islas, Gran Malvina y Soledad y unos 200 islotes más
pequeños. Allí abundan las colinas, y el tiempo frío, húmedo y ventoso no
permite el crecimiento de árboles. Los habitantes de Malvinas se dedican a la
ganadería ovina y a la producción de lana. Las islas son una dependencia
británica, reivindicadas desde siempre por la Argentina. John
Davís, un navegante y explorador inglés, podría ser el primer europeo que
descubrió a las islas en 1592. El capitán inglés J. Strong navegó por el
estrecho que separa las islas en 1690 y lo llamó Falkland, apellido de un
vizconde (de allí proviene el nombre inglés). En 1764, colonos franceses de
Saint Maló (de allí deriva el nombre de Malvinas o Malouines) se
establecieron en Malvinas orientales y colonos ingleses hicieron lo mismos en
las occidentales. En 1770, España compró la parte francesa y en 1774 expulsó a
los ingleses haciendo valer el tratado de Tordesillas. La Argentina acabó con el
dominio a español en 1816 y en 1820 reclamó la soberanía de las islas.
En 1829, el gobierno porteño creó
la comandancia política y militar sobre las islas da designando a Luis Vernet
como titular, quien hizo respetar nuestra soberanía. En 1833, Gran
Bretaña retomó el control de las islas y las declaró colonia en 1892.
Previo
a la Guerra
Silvio creció en un hogar no
practicante. Celebraban las fiestas y hacían una que otra visita al templo. Su
padre escapo del guerra de Alemania, llego a la Argentina a los 12 años.
“Mi papa volvió de la guerra muy callado, y del tema de la Guerra no se podía ni
hablar”, cuenta Katz. La religión en su casa era muy importante, pero cuando
su padre murió él tenía nueve
años y desde ese momento la religión fue volviéndose cada vez algo más distante.
Silvio tenia 19 años cuando su vida dio un giro, y lo que él pensaba
acerca de ella se derrumbo. “Era vago, un laburador al mango y un soñador a
full. Creía que había un mundo mejor”.
-¿Cuál fue tu sensación
cuando llego la noticia en tu casa de ir a luchar a la guerra?
-
La noticia que iba a ser una guerra la tuve el primero de mayo cuando
empezaron los bombardeos. Hasta esa fecha era un campamento, parecíamos los boys scout. El primero de mayo
era un día que no iban a llegar los ingleses, nos mentían. Yo me entere en el
campo de batalla.
-¿Que imagen antes de
partir le viene a la memoria?
-
Había mucha gente en el regimiento y no pude ver a mi familia, no me despedí
de nadie. Hasta donde yo se estaba mi hermano en la reja. Me arrepiento y me
amarga esa situación. Es una cuenta pendiente, mas cuando uno llega a cierta
edad.
-¿Como lo llevan a Malvinas?
- Yo estaba haciendo el servicio
militar en el regimiento de infantería mecanizado 3, en la tablada. Salimos el
9 de abril y llegamos el 11 a Malvinas, el 17 de abril me daban de
baja. Nos llevaron engañados a Malvinas.
Apenas llegamos a Comodoro Rivadavia, nos embarcaron en otro avión y nos
llevaron a las islas. En ese momento no hubo logística, fue todo improvisado.
Estuvimos con ropa de verano y con armamento que había sido descartado de la
segunda guerra mundial y con militares que no sabían trabajar en una guerra.
Desde el vamos era imposible que esa guerra se ganara.
En la Guerra
El 2 de abril de 1982 las fuerzas
argentinas desembarcaron y ocuparon las islas durante 74 días, pero el 14 de
junio los ingleses lograron la segunda usurpación tras ganar la guerra de
Malvinas. “15, 20 día o un mes como mucho van a ir cambiando hasta que
los ingleses se cansen, nos decían. Nunca los ingleses pensaron eso y nunca nos
cambiaron por otros. Todos los días decíamos nos vamos a ir, pero nunca nos
fuimos”, cuenta Katz.
- ¿Que sentimiento tuvo
al tocar tierra en Malvinas?
- Me sentía una persona con mucha surte, porque
tenia la exclusividad de conocer algo que nadie conocía. Todos lo conocían por
el mapa. Yo decía, mira cuando vuelva podía contar como era.
- ¿Estaban preparados para combatir?
-En un año y dos meses de servicio
militar, si fuimos 6 veces a tiro es mucho. Yo era francotirador porque tenía
mucha puntería. Cuando fui me dieron un arma que no servia para nada. También
era radio operador, y no me dieron una radio para manejarme. No tenía
preparación en ese momento. Cuando llegaron los ingleses mandaron a aquellos
que tenían 5 0 6 años de experiencia. Nosotros que no la teníamos nos quedamos
en la retaguardia juntando cosas.
-¿Tenia fe de que iba a
salir de aquella situación?
- Al principio y hasta casi
terminar la guerra yo animaba a mis compañeros. Yo les decía que unos nacieron
para contar la historia, y otros no. Yo estaba convencido que la iba a contar,
salvo los últimos diez días que pensé que me moría. En el último tiempo estaba
resignado, quería que terminara. En junio el poco humor que me quedaba y la
fuerza de mis compañeros me ayudaron, sino no había vuelto.
- ¿Como fue el regreso?
- Yo volví acá y me pusieron debajo de una
alfombra, y me escondieron. Cuando uno pierde en este país es vergüenza.
Cuando llegue a la cama del hospital
mi mama no me reconoció. Estaba tan arruinado. Le decía mama, mama. Ella
buscaba en las camas y no sabia quien era el hijo. Estaba degradado
físicamente.
Post guerra
“la posguerra me costo mucho. Perdí
amigos y a nivel personal recibí más discriminación que en la guerra. Hubo
muchos que se dieron vuelta, yo di la vida por ellos, por el país y estos me
dieron la cara”, asegura Silvio
- ¿Como fue luego de la
guerra la relación con su familia?
- Después de la experiencia de mi viejo, me
decía mi mama que no tenía que hablar, y de eso no se habla. Cuando uno me
preguntaba, decían que me dejen tranquilo. No por maldad, pero por
desconocimiento me hicieron meterme todo para adentro. Y eso me llevo 22 años
de desgracias.
- En la actualidad
¿Como piensa que se encuentra la relación entre losEx combatientes y la
sociedad?
- Así como la juventud cambio, el
pueblo también. Empezó a ver que no estábamos locos, que empezábamos hacer
acciones sociales, hacer de todo. Lo que era con desconfianza empezó un poco
con “abrimos y vemos”. Aun así en la provincia es mucho mejor que en capital,
acá somos bichos raros.
- ¿Su relación con
otros ex veteranos?
- Tengo una deuda con ellos, porque
no luche. Pero hace 9 o 10 años me puse la mochila de ex combatiente de nuevo y
luche por los derechos.
- ¿Que piensa que
todavía se les debe?
- Nos falta un abrazo a los
veteranos de Malvinas, el último abrazo. Que la sociedad nos incluya, en muchos
casos nos sentimos excluidos. La democracia nos tapo. Recién en estos últimos
años uno esta pudiendo hablar.
En la actualidad Silvio trabaja en
la cocina de un colegio y vive en el
barrio de Boedo con su mujer y dos hijos, de 7 y de 10 años. “Tuve que hacer
terapia, cuando nacieron mis hijos afianzamos con mi pareja”, afirma Katz y
agrega “Somos los desaparecidos con vida, porque nos hicieron desaparecer como
los 30 mil, pero volvimos “
Muy buena nota!LLega al corazòn te invita a la reflexiòn.!!!Es cierto poco tenemos que ver con las causas de la guerra, pero mucho con las consecuencias.Hoy todos somos Silvio,Abrazemos la inclusiòn, porque es aprender a convivir y crecer en las diferencias,y eso inevitablemente nos fortalece nos hace libre..Laura
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